miércoles, 11 de julio de 2012

Complejidad

Te despiertas. No sabes dónde te encuentras. Te sientes muy rara...
Miras a tu alrededor. ¿Qué ves? No estás muy segura.Lo ves todo limpio, puro, claro, terso...
Crees que estás en un sueño o peor, en una pesadilla. Pero te das cuenta que no, que lo que estás contemplando es tan real como la vida misma.
No ves más allá. Claro, no tienes ningún sitio por donde mirar. Estás encerrada entre cuatro paredes. Cuatro paredes, blancas.
Ahora, solo puedes mirarte a ti misma, a tu interior. Te miras y piensas el por qué estás en ese lugar, encerrada.
No tienes ni un ápice de claridad exterior. Todo es blanco: paredes, luz..., incluso tu estás vestida de blanco. Y te ves así: encerrada y revestida con un color nítido.
No te puedes mover y piensas, ¿por qué? Te ves mejor y observas que tienes una camisa de fuerza. Te has vuelto loca, loca de verdad.
Intentas gritar, pero nadie te oye. Solo te queda estar entre esas cuatro paredes toda la vida, sola. Al fin y al cabo, la soledad es lo que siempre está con nosotros.

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